El vino en Costa Rica: mi mirada desde El Barril del Vino
Hola, soy Gabriel Madrigal, dueño de El Barril del Vino, una importadora de vinos en Costa Rica. Hoy quiero contarles un poco sobre mi historia, mi experiencia en el mundo del vino y cómo he visto evolucionar la cultura del vino y la gastronomía en nuestro país.
Mi objetivo con este blog
Mi objetivo con este blog es acompañarlos en un viaje por la historia y la actualidad del vino y la gastronomía en Costa Rica. Quiero compartir cómo ha cambiado nuestro consumo, cómo han llegado las primeras bodegas al país, y cómo cada vez más personas están abiertas a descubrir vinos, cocteles, gastronomía y productos locales de alta calidad. También quiero mostrarles la importancia de apoyar a los pequeños productores, tanto en el vino como en otros productos como el café, porque detrás de cada elección hay un mundo de esfuerzo, pasión y detalle que merece ser valorado.
Al final, el vino, como el café y la buena gastronomía, es más que una bebida o un plato: es una experiencia que nos conecta con la tierra, con los productores y con nosotros mismos. Desde mi experiencia personal, profesional y como importador, los invito a descubrir este universo y a disfrutarlo con curiosidad y apertura.
Cómo comenzó mi camino en el vino
No soy sommelier, ni tengo títulos académicos que certifiquen mi conocimiento en vinos, pero sí tengo algo que considero valioso: experiencia en campo y pasión por el vino. Todo comenzó casi por casualidad, viviendo en Chile, un país productor que me enseñó a mirar el vino de una manera completamente distinta. Allí aprendí que el vino no es un lujo reservado solo para ocasiones especiales o personas con mucho dinero, sino una experiencia cultural, emocional y sensorial que puede disfrutarse en la vida cotidiana.
Cuando regresé a Costa Rica hace más de 12 años, me encontré con un panorama muy distinto: el vino era un producto lejano, caro y limitado a ciertos círculos sociales. Solo se bebía en cenas elegantes, con un corte de carne específico, o en celebraciones especiales.
Las bodegas importadas eran pocas y la información sobre cepas, regiones y variedades era mínima.
La transformación del consumo de vino y gastronomía
Con los años, la globalización ha traído consigo una mayor oferta gastronómica y una cultura de consumo más amplia. Antes, en Costa Rica, el bistec encebollado era nuestro rey indiscutible, y hablar de cortes premium como el tomahawk o el rib eye sonaba casi como mencionar un plato de otro planeta. Hoy, sin embargo, tenemos acceso a una variedad de sabores y experiencias que nos invitan a explorar, aprender y educarnos sobre nuevas formas de disfrutar la comida y las bebidas.
Este cambio no solo se refleja en la carne: también lo vemos en el auge de Gin & Tonics, cocteles clásicos que han vuelto a la escena como el Negroni, y la curiosidad de los ticos por bebidas que antes eran consideradas exclusivas o “complicadas”. Esto demuestra que nuestra cultura gastronómica está evolucionando y que cada vez más personas quieren entender y disfrutar de los sabores con conocimiento y libertad.
Experiencia en hoteles y cartas de vino
Durante mi recorrido en esta área, he tenido la oportunidad de liderar cartas de vino en hoteles icónicos de Costa Rica. Esta experiencia me enseñó que una carta de vinos bien pensada no es solo una lista de precios, sino un puente que permite al comensal explorar, disfrutar y conectar el vino con la gastronomía local y la experiencia turística.
Pero lo que realmente me mueve como costarricense, más allá de que los turistas disfruten de nuestros vinos, es que seamos nosotros, los ticos, quienes podamos acceder a este mundo sin sentir que es complicado o exclusivo. Que podamos abrir una botella, descubrir sus sabores y entender su historia sin necesidad de un manual de 100 páginas. Que el vino deje de ser un misterio y se convierta en una experiencia divertida y cercana, tan natural como disfrutar un buen café o un plato de gallo pinto en la mañana.
Aprender en el viñedo: el vino desde la tierra
Mi aprendizaje en vinos no es detrás de un libro, tuve que llenarme las uñas de tierra; trabajé en campo, directamente en las bodegas, participando en la vendimia, observando los procesos de vinificación, y conversando día a día con los productores. Esta experiencia me dio una perspectiva completamente diferente, permitiéndome entender el esfuerzo, la paciencia y la dedicación que hay detrás de cada botella.
Entendí la importancia tanto del enólogo como del viticultor, así como de los recolectores de las uvas, quienes con su trabajo minucioso marcan la diferencia en la calidad final del vino. Aprendí también que, al final, un enólogo es ante todo un agricultor: detrás de cada vino hay tierra, una planta que nace, crece, se reproduce y, muchos años después, muere. Pero año tras año, gracias a la pasión y la alquimia del productor, podemos crear grandes vinos. Esta experiencia me enseñó a apreciar la sencillez del vino sin dejar de reconocer el arte y el trabajo que se embotellan en cada botella.
Cambio climático y los desafíos de las bodegas pequeñas
Entendí que el cambio climático sí tiene impacto en los viñedos: las variaciones en temperatura, lluvias más intensas o períodos de sequía alteran el ciclo natural de la vid, afectando la maduración de las uvas y, por ende, el sabor y la calidad del vino. Esto hace que el trabajo de los viticultores sea aún más desafiante y que cada cosecha sea un delicado equilibrio entre la naturaleza y la mano del hombre.
Al trabajar con bodegas pequeñas, descubrí también las verdaderas dificultades que enfrentan los productores: muchas veces son ellos mismos quienes se encargan de las ventas, la logística y el mercadeo. Los mínimos de compra de botellas, corchos o materiales pueden ser un verdadero reto, y cada decisión tiene un impacto directo en la viabilidad de la bodega. En síntesis, el enólogo es como un chef en la cocina: todos podemos hacer arroz, pero no a todos nos queda igual. Cada decisión, cada detalle, marca la diferencia en el resultado final.
La importancia de los vinos de pequeña producción
Información Adicional
Región de Origen: Cartago